La Monarquía Hispánica se configuró como uno de los estados más comple-jos de gestionar en Europa Occidental durante la Edad Moderna. Ello se debió a varios factores, como la multiplicidad y distancia de los territorios que formaron parte de ella, o la propia naturaleza política y jurídica de aque-llos. Con tal agregación de territorios, por razones dinásticas, económicas o estratégicas, se configuró una Monarquía Compuesta, integrada por varios centros políticos y económicos –se habla actualmente de Monarquía Policén-trica-, que traspasaban con mucho los límites de la Corte de Madrid, elegida por Felipe II como el corazón de su imperio. La política hegemónica de los Austrias españoles en los siglos XVI y XVII, determinó el despliegue de una red de agentes y una movilización de recursos financieros y militares como nunca antes se había dado en Europa, afectando a espacios y territorios situados en el Mediterráneo, el centro y norte de Europa y el otro lado del Océano Atlántico.